Impuesta o por convicción, soy de los que cree que la soledad es una completa bacanería. y no solo eso, además creo que es totalmente necesaria. Hay algo que me aterra mas que la misma enfermedad, y es encontrar personas en la vida, que comparten una relación de pareja aún cuando ésta sea totalmente disfuncional, con el argumento de que esa decisión únicamente se encuentra basada en el temor de encontrarse con su propia soledad. como si estar solo por un periodo de tiempo de nuestra existencia fuera traumático, enfermizo o incluso degradante para el ser humano. Es mas, la gente le huye a la soledad como si fuera una epidemia y no se deja alcanzar de ella aunque sus decisiones para evitarla atenten inclusive contra su propia felicidad. y es que la vida esta plagada de ejemplos de personas que prefieren una convivencia dolorosa que una soledad placentera.
Una cosa es elegir la soledad como un momento en la vida que le permite a uno realizar ciertas pausas reflexivas y desde alli diseñar toda una estrategia para entender el mundo de una manera diferente a cómo se veía cuando estaba acompañado y otra cosa muy distinta es ser personas solitarias.
Cuando yo elijo la soledad, que es la ausencia del otro en el largo camino de vivir, todo absolutamente todo lo que sucede conmigo depende solo de mi. Ese miedo pendejo que tenemos de tenernos que enfrentar con nosotros mismos cuando no tenemos nadie a nuestro alrededor, es lo que nos postra, inmoviliza y nos vuelve permisivos en la misma convivencia.
3 cosas que aprendemos en la soledad:
1. Aprendemos realmente de qué estamos hechos. de si somos débiles, sensibles, cobardes, temerosos, o si por el contrario nuestra seguridad, firmeza, fortaleza, confianza sale a flote. Reconocer que hay dentro de cada uno, es el inicio del cambio. El miedo es importante por que nos permite dinamizarnos, pero inmovilizarnos a través del miedo es lo equivocado. Cuando logramos reconocer nuestras virtudes y nuestros errores fortalecemos las primeras y trabajamos sobre lo segundo. El primer paso no nos muestra para donde vamos, pero seguro nos saca del lugar en donde estamos.
2. Tomamos el toro por los cachos. Pudimos haber crecido en un ambiente en donde no tuvimos que hacer ningún esfuerzo para obtener ciertos beneficios y en ese sentido no logramos reconocer nuestros talentos. Cuando llega la soledad son esos talentos los que nos permiten tener varios sentidos de vida. Es alli donde encontramos las múltiples y enriquecedoras posibilidades que hay. Entender que la felicidad es el camino, no el destino.
3. La soledad construye no destruye. Nos permite encontrar nuevas redes sociales, compartir gustos y aficiones, involucrarnos de múltiples formas con otras personas no necesariamente de manera afectiva. Aprender de otras cosmovisiones y entender que la vida es de perspectivas y que la perspectiva depende solo de cada uno, es lo que nos hace darle un cambio rotundo a nuestra forma de vivir.
La soledad es una buena compañía, tener tiempo para los propios gustos y no para los del otro, solventar nuestros conflictos con los recursos emocionales propios y no el salvavidas que nos da la pareja, reconocernos como protagonistas de una historia y no como el antagonista de la misma, reconocer nuestros límites pero también nuestros alcances, serán algunas de las cosas que solo la soledad nos permitirá forjar. y cuando finalmente encontremos que podemos vivir sin el otro y que no necesitamos de nadie para existir de manera adecuada en la vida, es cuando podemos tener una sana convivencia, sin dependencias, sin temores a la partida de la pareja y con la seguridad absoluta que nos brinda el gozo y el placer de disfrutarnos a sí mismos y a quien decida compartir la aventura de la vida con nosotros.
Gracias por sus comentarios.