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miércoles, 7 de enero de 2015

No es espiar, es Paternar.

Hace unos días, un padre de familia me pregunto si debía sentirse mal por estar espiando algunos correos electrónicos de su hijo adolescente, y hacia la observación siguiente: "me preocupa algunos amigos que tiene, son mayores y no parecen buenos". Esta afirmación me hizo pensar en dos errores en los cuales, cotidianamente, caemos los padres. Uno de ellos tiene que ver con una de las obligaciones que tenemos como padres y es paternar. Quien mejor que un padre no sabe cuales son los riesgos y los peligros que puede correr su hijo simple y llanamente por no interpretar las amenazas como lo hacemos lo adultos por la experiencia que nos ha dado el paso de los años?. Como padres no espiamos, paternamos que es distinto. Paternar es enseñar, cuidar, proveer, proteger, valorar,  suplir e inclusive anteponerse en la medida de lo posible a lo que pueda sucederle a nuestros hijos. 
Paternar es una obligacion por lo tanto todo lo que se derive de ella no nos debe ni nos puede hacer sentir culpables. Revisar los correos de nuestros hijos, sus mochilas del colegio, conocer sus amigos y entorno social son parte de protegerlos. Sin excesos, no es escuchar detrás de las puertas sus conversaciones ni llamadas telefónicas, pero si acudir a ese instinto paterno cuando sintamos que algo no va bien. En la mayoría de los casos en procesos de adicción o delincuencia juvenil se observa la ausencia presente de las figuras paternas. es mejor pecar por acción y no por omisión. No es un tema de confianza, confiar en los hijos es bueno pero desconfiar de su entorno es mejor.

El segundo error esta en creer que nuestros hijos deben darnos su autorización para hacer lo que nos corresponde hacer. Ese es un dilema que nos hemos venido planteando en los últimos años y que se hace necesario dilucidar ya. Si, como padres somos responsables de la seguridad de nuestros hijos, entonces por lógica, todo lo que hacemos antes de que sean mayores de edad hace parte de esa responsabilidad. 
Debe ser claro que algunos chicos adolescentes, incluso por su proceso de pensamiento, no tienen el discernimiento necesario para identificar aquellas situaciones que pueden poner en riesgo no solamente su salud física sino la emocional, que en la mayoría de los casos, es la que genera diferentes traumas en la vida del adolescente. y esto tiene otra razón de mayor peso y es que a esa edad uno no cree que nada malo le vaya a ocurrir. Es importante resaltar que no en todos los adolescentes sucede esto, cada regla tiene su excepción, pero la practica clínica me ha mostrado que un gran porcentaje de ellos se deja seducir mas por los gustos de su grupo social de iguales e inclusive por las presiones del mismo.
Un consejo final, lo único que usted debe negociar con su hijo es que el entienda que en casa hay una sola linea de autoridad, que el es menor de edad hasta los 18 años para lo bueno y para lo malo, que sus reglas y normas se cumplen si o si. Con el paso del tiempo y con la demostración que haga su hijo de estar asumiendo de manera adecuada su autonomía, entonces en ese momento podrá conciliar otras cosas en la vida de el. pero espere a que llegue ese momento, no se adelante, absténgase de dar lo que no le han pedido. 
Finalmente lo que deberíamos reconsiderar es si realmente espiamos o paternamos. Eso, es cuestión de percepción.

Gracias por sus comentarios.