En estos días de confinamiento voluntario mas que de cuarentena obligatoria, he leído varios memes en redes sociales e inclusive de personas que en mi facebook amablemente me siguen, hacer comentarios sobre lo difícil que ha sido compartir el espacio durante todo el día con sus hijos e inclusive con la pareja, por que ademas de tener que asumir el rol laboral que cada uno de ellos tiene, deben desempeñarse como papá y mamá en cada instante de su cotidianidad, por que cuando los hijos son pequeños no hacen una diferencia radical entre los diferentes escenarios en los que sus padres se encuentran envueltos al tener que trabajar desde casa. Pero lo que ha llamado poderosamente mi atención es sentir cierta insatisfacción por parte de los padres, frente a lo difícil que ha sido ésta convivencia con sus hijos, por lo conflictivo que en ocasiones se puede tornar el que entre los hermanos haya dificultades, o que los mas pequeños estén supremamente activos, o que los que están en etapa adolescencial no encuentren suficientes motivaciones e intereses que les permita hacer algo diferente a estar conectados a cuanto elemento tecnológico tienen a mano, o el aburrimiento cotidiano o eterno en el que generalmente caen los niños y niñas que tienen entre los 8 y 10 años de edad o por que finalmente con la pareja las desavenencias no dejan de estar presentes por que los roles como padres no son claros. Todo éste escenario, me hizo recordar dos parejas de amigos, a los que quiero y aprecio mucho; Claudia y Milton, Diana Y Germán. Los primeros con dos hijos ya grandes y los segundos sin hijos. Claudia y Milton tienen 25 años de casados mientras mis amigos Diana y Germán cumplieron recientemente 13.
Saben que hace similar este par de historias; El afecto, y quisiera definirlo como esa sensibilidad del ser humano frente a las diferentes alteraciones de su mundo circundante.
Tan sencillo como eso, se aprecian, se aman, se respetan, se toleran, se comprenden, se vinculan, se enojan, se distancian, pero todo eso siempre mediado por el afecto que se tienen. Y cuando hay afecto los aprendizajes de los sistemas familiares independientemente de que éstos se den en escenarios de conflicto o de amor, son mucho mas adaptativos.
Cuando nos desesperamos por la presencia del otro es por que hay algo allí que aún falta por resignificar. Pero no es algo que le falte al otro sino, a sí mismo. Nuestros hijos con su comportamiento social no hacen lo que hacen por que intencionalmente quieran desesperarnos, por que en su motivación enojar a papá o mamá sea divertido, tal vez por que no hemos encontrado el mecanismo ideal para conectarnos con ellos, y yo los invito a que indaguen en sus propias emociones.
El secreto si me lo permiten ustedes queridos amigos, es anteponerse a las emociones del otro, es observar con ojos distintos cuando nuestros hijos o nuestra pareja, necesitan una palabra de amor, un abrazo fuerte, un silencio cómplice, una mirada tierna. Todo esto debe darse antes de que se presente el estallido emocional, cuando nos enfrentamos a una situación frustrante e inclusive, cuando nos encontramos en ella. No es el enojo, no es el reproche, no es la amenaza, no es el castigo, no es la ofensa, no es el insulto, no es el grito...es el efecto del afecto.
Nadie se entrampa en una discusión cuando recibe palabras de amor, nuestros hijos adolescentes generalmente buscan nuestro acompasamiento, que es estar ahí para cuando nos necesitan sin la necesidad de interactuar con ellos sin ser llamados. Acompasar es seguir al otro sin la necesidad de intervenir en lo que hace. Piénsenlo, en la experiencia de vida que cada uno de ustedes ha tenido como padre y madre, sabe que no existe nada mas enriquecedor, que poder contar incondicionalmente con alguien que te ama.
El afecto es lo que posibilitará que cuando salgamos de este confinamiento voluntario, nuestro comportamiento social sea distinto al que teníamos antes de la aparición de ésta pandemia, si no es así, de nada habrá servido la enseñanza que la naturaleza en su sabiduría nos ha dejado.
Aprovecharla dependerá de cada uno de nosotros, de los recursos emocionales que utilicemos cuando nos enfrentemos a una situación tensa en casa, por que recuerde, de la forma como usted vea a sus hijos y a su pareja, determinará la forma en que ellos lo vean a usted.
Un abrazo fuerte a todas aquellas parejas de amigos y familiares y de aquellos que aún no conozco pero que se que se dan por cientos, por haber encontrado encontrado en el afecto una posibilidad de vida...aférrense a ella.